El descanso del los huesos viajeros – Aurora Noreña

DE RELIQUIAS Y EXEQUIAS
“Una procesión ha sido organizada para ti el día de tu entierro. La caja es de oro y la máscara de lapislázuli, el cielo sobre ti cuando estés en una capilla portátil y bueyes llevándote y cantores al frente (…)” (Relato de Sinuhe, Papiros de Berlín. 10499, B 187-193).
Una serie de huesos de animal hallados fortuitamente en Sicilia son el punto de partida de la producción que Eva Gerd presenta en esta ocasión.
Los huesos no poseen mayores atributos pero llamaron la atención de la artista precisamente por ello, por su humildad y por su anonimato, por ser: ·sólo huesos·.
Hoy en día, los nexos entre los decesos y las distintas formas de violencia social e individual, particularmente en nuestro territorio, han modificado nuestra apreciación de la muerte.
Aunque los huesos son parte inherente de los parajes desolados del imaginario colectivo y del paisaje desértico de la cinematografía, las osamentas abandonadas no han podido naturalizarse o neutralizarse debido a la inevitable alusión a aquellas historias de dolor y terror.
Es desde el entendimiento de que los huesos desprotegidos tienen una historia y un pasado, y que deben hallar descanso y llevar a cabo un proceso de redención, que Eva Gerd trabaja el objet trouvé.
Con recursos similares a los empleados por los ritos funerarios la artista danesa les otorga una individualidad y un pasado a los restos y hace factible un duelo por ellos.
El traslado de los huesos del lugar de hallazgo (Sicilia) a un destino último (México) es una acción simbólica que puede entenderse como el rito de la procesión, donde ella –y de algún modo el espectador- son el cortejo de ese recorrido para hallar el descanso final; y la acción de vestir huesos puede asociarse a las prácticas de embalsamamiento, donde ella busca maneras de asir el pasado imaginario y de rememorarlo.
Como si fuese un antropólogo forense, ve en cada accidente y en cada elemento morfológico fragmentos de un historial, datos que lo distancian de un hueso común para construirlo como algo diferenciado.
Los ropajes que elabora alejan a los huesos de la “fosa común” y del anonimato para darles individualidad y para subjetivizarlos. Son un anclaje cultural que busca materializar historias imaginadas e indeterminadas elaboradas, más que de precisiones, de divagaciones plásticas alrededor de sus topografías.
Con el trabajo artesanal de costura y bordado refuerza el carácter único de cada hueso utilizando el color y la textura de las telas, dibujando con hilos de colores, para recorrer sus superficies y descifrar: fronteras, protuberancias, depresiones y porosidades.
Se desplaza de manera libre e intuitiva sobre el tejido óseo para construir con paños suaves: opacos y translúcidos, y nervaduras extendidas por terrritorios con alto y bajo relieves, registros visuales y táctiles.
Sus huesos pueden ser recorridos con la mirada pero también con las manos ya que es su cualidad háptica la que les otorga un pasado, ambiguo e indeterminado pero, un pasado legible desde el presente.
En algunas piezas se deslinda de la volumetría del hueso y de esa necesidad de retraerse a sus superficies para leerlas con fidelidad. Utiliza apéndices tubulares y planos tangenciales para lucubrar otras posibilidades plásticas y narrativas (la transparencia de la pieza negra permite diferenciar las superficies: ósea y textil, y a través de los círculos rojos de la pieza verde olivo distinguimos planos posteriores y anteriores).
Mirando estas formas evocadoras pensamos también en las reliquias, aquellos fragmentos cadavéricos re-significados por una animación más allá de su mortandad.
Eva elabora entonces contenedores –relicarios- emparentados en su laboriosa factura con artesanías populares propias del género femenino (el hecho de fabricar vestimentas es una costumbre muy arraigada en México que lo mismo es para vestir al santo de la parroquia del pueblo que a enseres domésticos de la menor trascendencia como la licuadora o una jarra).
Si Eva Gerd logra exponernos a una experiencia ambivalente no es sólo porque: ¨(…) el cadáver (es) aquello donde terror y abyección, repulsión y atracción se aproximan (…)¨,
(1) sino por la manera en la que encuentra vitalidad en lo inerte.
Como reliquias o como exequias, sus obras nos hablan del miedo actual por el ·cuerpo anónimo·, por ese cuerpo producto de la violencia o de la ascendente estandarización y homogeneización que promulgan los medios y las prácticas masivas.
En la serie ¨El descanso de los huesos viajeros¨, Eva Gerd logra sacar a los huesos de su realidad e irreductibilidad para procesarlos simbólicamente y añadirles nuevos significados, todo a partir de su ejercicio creativo.
Aurora Noreña
1.- Perniola, Mario. ¨El Arte y su Sombra¨, Colección Teorema, Edit. Cátedra. Madrid,2002 p.22